Hasta el infinito y más allá

En los meses de mayo y junio desarrollamos en CEIN dos programas, “Transformación Digital para un Crecimiento exponencial” y “Modelos de Negocio Digitales” que abordan, sin duda, dos temas de absoluta actualidad. ¿Y qué es esto de la transformación digital?

El término de transformación digital fue creado en 2011 en el Center for Digital Business del MIT y se define como el proceso mediante el cual las empresas reorganizan sus métodos de trabajo y estrategias, para obtener más beneficios gracias a la implementación de las nuevas tecnologías.

La transformación digital es más negocio que tecnología y así lo han constatado Aleix Valls, Conchita Galdón, Marc Vidal y Bernardo Hernández, los primeros cuatro ponentes del Programa “Transformación Digital para un Crecimiento exponencial”; y es por ello que no sólo debe ser abordado de forma estratégica por la empresa sino que toda la organización tiene que entender el cambio. Uno de los errores que cometen las empresas es delegarlo exclusivamente al departamento de informática.

Para llevar a cabo esa transformación es preciso que se tengan en cuenta nuevos clientes, nuevos procesos, nuevos modelos de negocios y nuevas habilidades y plantearse qué tiene sentido y qué no. A partir de ahí, ver qué tecnología es la más apropiada para nuestro objetivo. Las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley han sabido entender que lo importante no es tanto la tecnología en sí, sino en qué aplicarla para generar una ventaja competitiva y ofrecer productos de alto valor añadido. El valor por tanto no está en la creación de la tecnología sino en saber utilizarla.

Debemos entender al cliente y construir experiencias transversales a toda la compañía. Los nuevos modelos de negocio pasan por la servitización de los productos, éstos desaparecen y se convierten en experiencias. En estos casos se genera una capa de valor entre el usuario y el proveedor. Un fenómeno que se ha denominado en inglés “over the top” y no es una desintermediación, sino un reemplazo del intermediario. El intermediario no desaparece, cambiaNetflix, la mayor oferta de cine que no tiene ni una butaca; Google la mayor empresa de publicidad que no crea los anuncio; Airbnb, la mayor empresa hotelera que no posee ni un inmueble; Alibaba, mayor empresa de retail que no tiene ni una estantería.

Hay que repensar la cadena de valor, demanda de cliente, marketing o canales. “Si tu público no ve la televisión, ¿qué haces tú ahí? Los canales en declive no dan lugar a crecimientos exponenciales. Hay que inventar nuevos canales”. Cuando pensamos en procesos operativos pensamos en optimizar, crecer ya no es suficiente.

Para poder acometer este cambio en los procesos operativos de la empresa, se debe tener un modelo de gestión colaborativa y derribar ciertas barreras que impiden abordar las claves de la colaboración. Para ello, son fundamentales las «tres pes»: Propósito: hay que repensar la visión de la empresa. El propósito inicial de Google era organizar la información  del mundo. Procesos: es preciso entender al cliente nuevo y generar datos, pero no datos dispersos. Tener muchos datos no genera información, hay que traducirlos y compartirlos. Hay compañías cuyos negocios giran en ser monopolios del dato y la monetización viene después. Y personas: hay que dotar de nuevas capacidades y reestructurar la organización alineando las personas con la educación. Una persona que ha sido, por ejemplo, director de marketing hasta ahora no puede seguir siendo director de marketing si no adquiere nuevas habilidades. La adaptación cultural pasa por entender que para poder liderar una empresa de hoy es necesario saber de tecnología. La pregunta adecuada que debemos hacernos no es ¿cómo me afectará a mí la disrupción? sino ¿cuándo me va a afectar?

Es habitual que las personas no vivan como tal una revolución.  Por eso,  igual no somos conscientes de la revolución tecnológica que estamos viviendo, que estamos en una innovación constante y exponencial. En los últimos 15 años hemos evolucionado tanto como en los últimos 150 años .

Las tecnologías disponibles en un mismo momento temporal (inteligencia artificial, realidad virtual, realidad aumentada, realidad mixta, big data, machine learning, drones, etc.) y el incremento en la capacidad de adquisición de la tecnología por parte de los usuarios hacen factible que la magnitud de los cambios y la velocidad a la que suceden sean responsables de que no nos dé tiempo a entender estos cambios a la misma velocidad en que aparecen. En tan sólo cinco años, Nokia y Blackberry pasaron de tener el 80% de mercado a quedarse con el 20%, y son Android e iOS, empresas que no se dedicaban a la telefonía, pero que supieron entender que el teléfono tiene que comportarse como un ordenador, las que se quedan con ese mercado. El cambio cultural que debe producirse consiste en entender los cambios que se están produciendo a la misma velocidad.

En 2020 tendremos Internet del todo y, si la ley de Moore se cumple como hasta ahora, en 2040, en un teléfono móvil tendremos la capacidad computacional de 256 cerebros humanos.

Estas son solo algunas de las interesantes aportaciones que Aleix Valls, Conchita Galdón, Marc Vidal y Bernardo Hernández nos han dejado en sus sesiones del mes de mayo. Y todavía queda otro ámbito de interés, que abordaremos el 7 de junio con Chema Alonso: Transformación digital en la toma de decisiones. Ciberseguridad, BigData & Artificial Intelligence. Si tienes interés, todavía puedes apuntarte.

 

Olga Romero. CEIN

 

1Comentario
  • Tiburcio Quintano Martinez
    Publicado el 02 junio Responder

    La tecnología avanza a más velocidad que la mentalidad y el interés personal, de muchos directivos. Antes de que el mercado los evalúe, indefectiblemente, sería interesante una herramienta de valoración de esas empresas, o de sus directivos , para el interés de sus propietarios y clientes.

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