Pasión y realismo, el difícil equilibrio de emprender

Muchas personas emprendedoras comentan, en base a su experiencia, que emprender tiene un poco de ciencia, de técnica y de arte. Esta difícil combinación marca la diferencia entre los proyectos empresariales que prosperan y aquellos que, pese a tener una idea de negocio interesante, se quedan por el camino.

En esta combinación muchos factores son necesarios y ninguno por sí mismo es suficiente para que la idea se convierta en realidad.

Entre estos factores necesarios, tenemos la capacidad de convicción, de magnetismo que el propio emprendedor tiene que ser capaz de trasmitir para encontrar los colaboradores, proveedores o financiadores necesarios.

En ocasiones se dedican esfuerzos y recursos a elaborar otros aspectos, también necesarios, como planes de escalabilidad, modelos mínimos viables… sin haber empleado tiempo a las competencias asociadas a la capacidad de persuasión, de comunicar mi idea de negocio contagiando pasión e ilusión por ella.

Es mucho más fácil cuando esa idea, ese germen de negocio, tiene algo del propio emprendedor, de su experiencia vital, y no surge únicamente como una oportunidad para el autoempleo, aunque esta última también puede ser una fuente de impulso muy potente.

Lo vemos en nuestras sesiones en las que la convicción, la entrega y la visón de lo que la idea puede dar de sí forman parte de la vida de la persona emprendedora. Esa pasión es muchas veces innata, pero la capacidad de convicción, las habilidades comunicativas se pueden trabajar y pulir como bien saben todos los que han abordado su análisis y desarrollo de las competencias emprendedoras.

Ahora bien, sólo con pasión y capacidad de convicción, la idea no va a salir adelante. Hay que tener la capacidad de reorientarla. Parafraseando a Peter Druker, el emprendedor tiene que estar dispuesto a analizar esa idea tan brillante y personal y decirse, “es brillante, pero no tiene ningún sentido, no aporta ningún valor, no soluciona un verdadero problema, no se enfoca a donde están las oportunidades”.

Para ello las metodologías actuales nos brindan herramientas potentes de contraste con la realidad en las fases iniciales.
Las entrevistas con clientes potenciales, apoyadas en un análisis previo que permita orientar la entrevista, van a ofrecer multitud de matices que pueden ayudar a hacer un negocio viable o incluso descartarlo por completo.

En las entrevistas con clientes potenciales no sólo vamos a poder contrastar nuestro modelo con la realidad, vamos a obtener mucha información de utilidad si lo preparamos bien. En esta parte es fundamental abordar adecuadamente el segmento de cliente, ir identificando patrones que nos vayan delimitando también nuestro nicho real de clientes. En ocasiones un “cliente” demasiado genérico va a hacer inviable una buena idea. Esta fase de entrevistas es costosa en tiempo, pero ¿qué es más rentable?, ¿invertir 40 horas en 20 entrevistas y ver que mi idea no es factible o invertir 5.000 € en el lanzamiento y llegar a la misma conclusión?

Las actuales metodologías de trabajo están ofreciendo a las personas emprendedoras itinerarios cada vez más claros y eficientes para ir equilibrando los diferentes elementos, sus competencias, la identificación de clientes, el modelo de valor… Y desde CEIN trabajamos día a día para trasladar ese conocimiento a las personas que participan en nuestros programas.

 

María Jesús Pujol. CEIN

Etiquetas:
1Comentario
  • Paloma Ros Latienda
    Publicado el 29 noviembre Responder

    Hola María Jesús.
    Soy Paloma Ros. Quería comentarte lo interesante que me ha parecido la idea de las entrevistas a potenciales clientes como paso previo para ver la realidad en la que se movería nuestro negocio.
    Muchas gracias. Un saludo.
    Paloma Ros Latienda

Escribe un comentario

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER