El empoderamiento de los G.A.F.A.: la conquista del siglo XXI

El empoderamiento de los G.A.F.A. (Google, Amazon, Facebook, Apple)

La conquista del siglo XXI

Si analizamos la evolución de la sociedad en los últimos siglos, observamos cómo estamos ante una nueva conquista: “la conquista de los datos”. Nuestras experiencias personales, nuestros datos, han dejado de ser personales para ser la materia prima más codiciada del siglo XXI, la fuente de información con la que los algoritmos de “las cajas negras” de los G.A.F.A consiguen sus millonarias facturaciones.

Los G.A.F.A. (Google, Amazon, Facebook, Apple) se han convertido en los grandes conquistadores del siglo XXI. ¿Qué saben los  G.A.F.A de nosotros?

Google, en la primera línea de los G.A.F.A, controla plataformas decisivas en nuestras vidas. El buscador a quien confiamos todas nuestras dudas, inquietudes y deseos; Gmail con toda nuestra correspondencia tanto personal, como  profesional; el navegador Chrome que controla todos nuestros movimientos por la red; y el sistema Android de nuestros teléfonos móviles.

Amazón sabe casi todo de ti: dónde vives o has vivido, dónde trabajas o  trabajaste, las semanas que visitas tu casa en la playa, a qué otras direcciones mandas envíos frecuentes. Intuye si tienes hijos o no, si estás soltero, qué tendencias políticas tienes, tu nivel económico. Amazon sabe qué hay detrás del cepillo de dientes que has comprado. Sabe si probablemente estás enfermo o si tienes posibilidades de estarlo. Sabe tus preferencias sexuales. Y sabe qué es lo que te gusta comer. Sabe cuántos teléfonos, y ordenadores tienes y con qué frecuencia los usas…

Facebook sabe el lugar de residencia, dónde nacimos, creencias religiosas, ideología política, qué idiomas hablamos, si estamos interesados en hombres o mujeres, dónde trabajamos actualmente, y en el pasado, a qué colegio y universidad hemos ido. Conoce nuestra situación sentimental, nuestros alias, acontecimientos importantes: graduaciones, nacimiento de hijos, nuevos puestos de trabajo o empleos.

Facebook también es propietaria de otras de las grandes redes sociales como Instagram y WhatsApp. Añadiendo a sus datos decenas, centenas o miles de fotografías, dónde se tomó la foto, cuándo se tomó la foto, modelo de cámara o móvil con el que se tomó la foto… Y, por si fuera poco, todas nuestras conversaciones.

Apple conoce tu historial de compras completo, música, películas, libros y aplicaciones. Apple almacena y procesa estos datos para hacer recomendaciones, entre otras cosas.

Sin dejar de lado a otra de las grandes tecnológicas, Microsoft, propietaria también de LinkedIn con todas nuestras relaciones profesionales.

Como dice la economista y filósofa Shoshana Zuboff en su libro el “La era del capitalismo de la vigilancia: la lucha por un futuro humano en la nueva frontera del poder«, el capitalismo de la vigilancia es una nueva forma de capitalismo sin precedentes, que predice las acciones de los internautas en el mundo real con el único propósito de beneficiar a las empresas. Antes buscábamos a Google. Ahora Google nos busca a nosotros.

¿Acumular riqueza vendiendo comportamientos humanos es ético?

Tristan Harris, exjefe de diseño ético de Google, que abandonó la compañía precisamente por problemas éticos, lidera el Center for Humane Technology, una revuelta que reclama poner la tecnología al servicio del ser humano y no al revés.

Cada vez son más quienes apuestan por una tecnología ética que no vulnere la libertad de las personas y no utilice sus gustos, preferencias y todas sus experiencias como materia prima en beneficio de unas pocas empresas.

El poder de la tecnología es infinito, el psicólogo experimental B. J. Fogg imparte formación a los tecnólogos de Silicon Valey sobre la tecnología persuasiva, definida como tecnología diseñada para cambiar la actitud o comportamiento de sus usuarios a través de la persuasión y la influencia social.

Este nuevo mercado tecnológico se vende como fuente de progreso, pero este progreso siempre tiene diferentes lecturas. Las empresas en sí mismas no son el problema, sino la proporción del mercado en manos de unos pocos jugadores, y la capacidad de manipulación que ello le confiere.

Para detener y revertir este proceso y reconquistar nuestros datos no basta con medidas legales. Nuestra privacidad tiene que pasar a un primer plano y el primer paso es ser conscientes de ello.

Tecnología, sí, y mucha… ¡pero de la buena!

Maite Zaratiegui. CEIN 

 

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