¿Metodologías? Sí, gracias.

Hace poco una persona compartía conmigo sus dudas a lo hora de aplicar una metodología de trabajo. Personalmente, creo mucho en las metodologías para aplicar a distintos procesos, por lo que este hecho me llevó a la siguiente reflexión: la palabra método a veces transmite la idea de normas estrictas, conceptos teóricos y caminos demasiado marcados. Sin embargo, el fondo (transfondo) que lleva implícito una metodología es, sobre todo, la palabra EXPERIENCIA y no sólo una, si no MULTITUDES.

¿Qué mejor que aplicar una metodología construida en base a infinitas experiencias para llegar mejor y más rápido a destino?

Muchas veces, ante algo nuevo, se parte de la buena voluntad que, sin otros ingredientes, puede ser muy peligrosa. Se llegan a cometer grandes errores que se podían haber evitado y, aunque la mejor forma de aprender sea tropezar, el precio puede ser demasiado alto, especialmente cuando hablamos de negocios.

Así que, si quieres emprender, innovar, colaborar, exportar o cualquier tema relacionado con una actividad empresarial, siempre, SIEMPRE puedes encontrar una metodología que te ayude en esa nueva aventura. Mi consejo: preocúpate de encontrarla, habrá mejores y peores, pero siempre mejor que no aplicar nada, el camino será más corto y efectivo.

La probabilidad de que seas la primera persona del mundo que se enfrenta a esa nueva aventura es ¿inexistente? Por ello, aprovéchate del camino que han recorrido otros, especialmente de los errores que han cometido. Las metodologías contrastadas y validadas se construyen principalmente de aprendizajes de lo que funciona y de lo que no.

Pero, ojo. Cada tipo de proceso es diferente y, por lo tanto, precisa de una metodología diferente. Las reglas de la eficiencia no son las mismas que las de la innovación, ni las mismas que las de la colaboración, etc. No cometas el error de aplicar la misma receta para todo.

No será igual tu mochila o maleta si vas a hacer el Camino de Santiago que si vas a un crucero de lujo. ¿Te imaginas un peregrino o peregrina con smoking o unos zapatos de tacón y una maleta de 25 kg? ¿Llegaría a Santiago?

Parecido pasa cuando tienes una idea de negocio y quieres crear una empresa. En ese proceso te hará falta la mochila de creación (hablando de metodologías, aplicaremos lean start up). Pero, cuando tengas ya tu empresa definida, con su modelo de negocio validado, necesitarás una maleta distinta que te ayude a crecer y escalar. Y cuando tu empresa esté ya consolidada, te centrarás en procesos de eficiencia para que sea más competitiva. Y, con el tiempo, para no quedarte atrás, tendrás que incorporar metodologías de innovación.

¿Parecido a las etapas de la vida? En cada una, un proceso diferente. Lo importante es encontrar lo necesario en cada etapa y dejarse ayudar por quien lo conoce mejor que tú y tiene una metodología adecuada, basada en la experiencia, que te permita ir más rápido y seguro.

Ahora, cuando aplico metodologías, comento continuamente que son fruto de la experiencia y aprendizajes, porque mi cliente me entiende mucho mejor y así consigo que confíe más en mí.

En definitiva, una metodología es una guía detallada y ordenada que  te ayuda a emprender un nuevo viaje de forma más segura y eficiente, basada en las experiencias, errores y aprendizajes de otros muchos que ya han intentado realizar ese viaje.

Ilusiónate con tu nuevo viaje, disfrútalo, pero no olvides conseguir la guía adecuada y la más actualizada.

Begoña Bordonaba. CEIN

Sin comentarios

Escribe un comentario

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER