Proyectos ganadores

CEIN trabaja anualmente con cerca de 600 proyectos empresariales. El 20% de estos proyectos se convierte en empresa y de éstos, muchos se convierten en proyectos ganadores, o proyectos que se transforman en empresas viables, escalables y generadoras de empleo y, por lo tanto, tractoras de riqueza en su entorno.

Todos ellos, a pesar de sus grandes diferencias, tienen un tronco, una base común: responden con una solución a una necesidad o un problema detectado, y tienen muy bien definidos los beneficios que aportarán a los clientes. Esto, que parece sencillo, es la primera gran preocupación de toda persona emprendedora- Encontrar su propuesta de valor de una manera clara y precisa.

Además, poseen la capacidad de generar negocio, ser viables económicamente y conseguir un mínimo de clientes que los hagan factibles. Aunque sí que deben presentar una diferenciación, una mejora a lo que existe en el mercado, no tienen por qué ser tecnológicos. Si bien, difícilmente se conseguirá generar un proyecto ganador sin cierto carácter tecnológico, por las ventajas que conlleva su uso en cualquier tipo de negocio. La digitalización ha llegado para quedarse en la relación con el cliente y en prácticamente todos los procesos y áreas de la empresa.

La mayor parte de fracasos de las startups son debidos a problemas con las ventas, a la falta de clientes, no tanto por errores en el desarrollo de productos. Muchas veces, los emprendedores se obsesionan tanto por el desarrollo técnico que se olvidan comprobar que deben testarlo en el mercado, gastando en ese proceso muchos recursos y tiempo.

Los proyectos ganadores desarrollan un proceso denominado design thinking –metodología utilizada por los diseñadores para el desarrollo de productos o servicios centrándose en el cliente-, para conceptualizar su propuesta, prototiparla y testarla con los clientes.No les queda otra alternativa que acercarse al mercado, preguntar, escuchar y aprender desde el principio.

Esto hará que, probablemente, deban modificar las veces que sea necesaria su propuesta antes de lanzarla definitivamente al mercado, reduciendo su incertidumbre e incrementando las garantías de éxito. Por eso, los proyectos ganadores están centrados en el cliente, con un modelo de negocio que gira siempre alrededor de él y tomando las grandes decisiones según lo que el mercado dicta.

Además, los emprendedores que consiguen que sus proyectos sean ganadores, saben presentarlos a su audiencia de manera eficaz. Los emprendedores deben vender sus proyectos de diferente manera ante los diferentes públicos, reforzando aquellos aspectos más valorados en cada uno de los escenarios y teniendo en cuenta los objetivos de los evaluadores.

A modo de ejemplo, en distintos programas de CEIN, como son la admisión en el vivero de empresas o los concursos, siempre se valora: el carácter innovador del producto, servicio, tecnología o solución que proponga; el equipo emprendedor y su nivel de implicación real con el proyecto; y el potencial de creación de empleo, de desarrollo y crecimiento.

Cada vez más, estos proyectos que se convierten en empresas tecnológicas jóvenes están en el punto de mira de las grandes. Éstas saben que, hoy en día, con la velocidad que imprime la tecnología, muchas veces la innovación no está dentro de ellas, o hay aspectos de mejora que no llegan a abarcar y las soluciones están en las empresas nacientes.

Por esta razón, con el programa de Innovación Abierta, CEIN pone en contacto grandes empresas con las de sus viveros, consiguiendo que las dos partes salgan beneficiadas. Entre las principales características diferenciales de una startup que valora una grande es la innovación, su tecnología y la rapidez con la que puede dar respuesta a los vaivenes del mercado y que responda a su propia estrategia.

María Sanz de Galdeano. Coordinadora de CEIN.

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