¿Tu idea de negocio te enamora?

Según la mitología griega, Narciso era un joven bellísimo que enamoraba a quien ponía sus ojos en él. Sin embargo, rechazaba siempre a sus pretendientes de forma, parecer ser, bastante desalmada, una actitud que enfadó a la diosa Némesis.

Cualquier persona que conozca algún mito heleno sabe que irritar a los dioses y diosas no traía nada positivo y que imponían durísimos castigos, algunos de ellos eternos… Ahí es nada.

En el caso que nos ocupa, Némesis hizo que Narciso se enamorase de sí mismo, de su imagen, reflejada en un arroyo. Nada extraño o maligno, a priori. Existen muchas personas que se miran y se gustan, y mucho.

La cuestión es que Narciso se gustó tanto, tantísimo, que se fue acercando más y más al agua en su deleite hasta que cayó y pereció ahogado. Nos queda su recuerdo en la flor que lleva su nombre, que brotó en ese lugar.

En el ámbito del emprendimiento hay personas que también se enamoran locamente… de su idea de negocio.

Sin embargo, su idea tiene que “enamorar” a su clientela, no a ellas. Y por eso deben hacerse y hacer preguntas. Incómodas algunas, porque la respuesta quizás no sea la que quieren oír, pero totalmente necesarias.

El producto o servicio que se va a ofrecer ¿da respuesta a una necesidad real de sus clientes? En caso afirmativo, ¿cuál es el valor diferencial que aporta? Si existe ese valor diferencial, ¿los clientes y clientas van a apreciarlo? Incluso si lo aprecian, ¿van a querer pagar por ello? Estas son algunas dudas que deben despejarse cuanto antes.

La Aceleradora de CEIN ayuda y acompaña a las personas emprendedoras en la reflexión y análisis de todas las cuestiones que implica convertir una idea de negocio en una nueva empresa. El objetivo final es que encuentren respuestas ciertas y contrastadas y puedan poner en marcha su negocio con las mayores garantías.

Si un emprendedor o emprendedora no se plantea interrogantes sobre su idea desde el inicio, por mucho que la miren, les guste y la adoren, puede acabar ahogada, como le sucedió a Narciso.

 

María Jesús Bernal. CEIN

 

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